HOJA INFORMATIVA

HERMANDAD DE NTRA. SEÑORA DE LOS CAÍDOS DE PARACUELLOS DE JARAMA

Boletín Nº 54 - Octubre 2006


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70 Aniversario de los fusilamientos y matanzas en el Madrid Republicano

En este año de 2006, se cumple el 70 aniversario del triste comienzo de la cacería indiscriminada y posterior persecución de miles y miles de personas sospechosas de profesar una ideología contraria al Frente Popular o simplemente por ser católico, sin precedentes en toda la historia de España.

Tras la caída del sublevado cuartel de la Montaña el 20 de julio de 1936, los asesinatos comenzaron de forma progresiva y cada vez más cruentos hasta finales de diciembre del mismo año, siendo realizados con una violencia sin precedentes por todos aquellos partidos políticos integrados en el Frente Popular. Enseguida, milicianos o miembros de diferentes organizaciones -desde el PSOE, el PCE o Izquierda Republicana, pasando por la UGT, la CNT-FAI, y el PNV-, crearon sus comités y respectivas checas al amparo de los comités de Defensa de la República o de Investigación Pública, conformándose todo un aparato represivo dedicado a la detención, robo, tortura y finalmente el asesinato.

A diferencia de lo que sostienen muchos catedráticos, intelectuales e historiadores de izquierdas, la represión llevada a cabo en la retaguardia republicana en Madrid y alrededores, no se debió a grupos de incontrolados, sino que desde los partidos y organizaciones ya citadas se ejecutó de forma sistemática y organizada con el beneplácito de los respectivos presidentes de los Gobiernos republicanos. Así ocurrió con los asesinatos de presos del primer y segundo tren procedente de Jaén en Vallecas, con los de la cárcel Modelo, con las detenciones llevadas a cabo por la checa de Bellas Artes y Fomento después, o con las masacres de miles de inocentes llevadas a cabo en los cementerios de Aravaca o de Paracuellos de Jarama. Conviene recordarlo cuando a fecha de hoy, algunas de las actuales formaciones políticas, pretenden hacernos ver que todos estos asesinatos y muchos más, fueron instigados y ejecutados por incontrolados y por supuesto al margen de los citados partidos políticos.

A punto de cumplirse en el cementerio de los Mártires de Paracuellos el setenta aniversario de aquel inhumano exterminio -que tan sólo duró veintisiete días-, no tengamos miedo por demostrar públicamente nuestra convicción religiosa, ahora que el mundo penaliza el ser cristiano y de paso, queriendo eliminar a Dios del interior del hombre. No seamos pasto del relativismo moral y espiritual que impera en gran parte de la actual sociedad española. Sigamos el ejemplo que nos dieron todos aquellos que murieron en este y otros cementerios por defender los valores cristianos y la fe, dando así testimonio de la única verdad.

En este aniversario, todos tenemos que venir con la convicción de seguir perdonando como ya antes lo hicieron nuestros familiares al termino de la guerra, cuando de riguroso luto, venían a rezar de rodillas ante las enormes fosas cubiertas con múltiples coronas de flores. Igual que entonces lo hicieron ellos, recemos ahora y pidamos al Altísimo, para que nunca más se vuelva a repetir aquellas matanzas de inocentes que entregaron su vida por Dios y por España.

 


 

LAS ESQUELAS DEL 70 ANIVERSARIO

Desde del mes de julio del presente año, han ido apareciendo en diferentes periódicos de tirada nacional, esquelas de “caídos” o asesinados en las retaguardias de ambas zonas durante la guerra civil. Parece como si se hubiera desatado una nueva ‘guerra’ por ver quién reivindica más a sus muertos, o ver qué periódico publica más como consecuencia de la política actual.

Es curioso observar como a pesar del tiempo transcurrido, familiares de ambos bandos, reproducen las esquelas con los textos que aparecieron en ellas durante los primeros años cuarenta. Si exceptuamos las esquelas que han ido apareciendo últimamente en algunos de los diarios de “izquierdas”, refiriéndose a los muertos de después de la guerra, con expresiones cómo por ejemplo “Abatido por las balas asesinas de la represión franquista”, en los periódicos de “centro derecha”, éstas esquelas recuerdan a víctimas inocentes que murieron sin proceso alguno “Vilmente asesinado por las hordas rojas” en plena guerra civil, incluso mencionando casi siempre al final de éstas lo más importante de todo: “perdonando a sus verdugos” o “a sus asesinos”. En realidad, en estas últimas esquelas que siempre están encabezadas por una cruz, sus familiares sólo pretenden recordar que hace 70 años, hubo asesinatos por motivos políticos o religiosos, sin que combatieran o estuvieran involucrados en actos bélicos o delictivos. Es decir, que murieron víctimas de una persecución política o religiosa.

Con el tiempo que ha pasado, ¿cómo es posible, este aluvión de esquelas?, y las que seguirán apareciendo. Si recordamos bien, en plena Transición o más tarde en 1986, cumpliéndose el cincuenta aniversario del inicio de la guerra civil, no apareció publicada ninguna esquela en los periódicos de la época. ¿Por qué ahora esta avalancha?. ¿Es un nuevo fenómeno a raíz de los tiempos que corren?, o talvez, la respuesta esté en las tertulias radiofónicas o en algunos columnistas de la prensa diaria. Más bien nos inclinamos a pensar que a pesar del tiempo transcurrido, el dolor y el recuerdo de aquellas muertes aún está vivo y muy presente.

Lo cierto es que en los últimos tiempos, miles y miles de españoles han vivido un aparente olvido histórico de forma silenciosa y oculta, aunque ahora ese olvido aparece reactivado por aquello de la Memoria Histórica, como reacción directa a la instrumentalización de ésta, y avivada aún más por actitudes partidistas.

Esta ansiada búsqueda por saber el paradero de un familiar, que pudo ser asesinado en nuestro cementerio o en otros lugares durante la guerra civil, por parte de sus más directos descendientes –más jóvenes que mayores-, ha disparado las alarmas en algunos medios de comunicación, lo cual manifiesta por parte de éstos miles de familiares, una cierta reactivación de su particular memoria histórica en la búsqueda y averiguación por saber la verdad de lo que pasó, sin que florezca el más mínimo resentimiento hacia sus verdugos, sino más bien, el del perdón.

En definitiva, los españoles quieren recordar asesinatos pretéritos dando pie a un fenómeno totalmente novedoso, que si no fuera por los años transcurridos, parecería que la guerra habría acabado este año.


EL AÑO DE LA MEMORIA HISTORICA

Con sus luces y sus sombras el siglo XX ya es historia, y aunque no debemos volver la espalda al pasado teniendo un pie enterrado en él, no podemos olvidar aquel año de 1936. En primer lugar por lo que significó para nuestros familiares y sus descendientes, y en segundo lugar, por el motivo por el que dieron su vida sin que hubiera apostasía alguna por parte de los que profesaban una autentica y profunda fe religiosa. En definitiva, el siglo XX ha sido pródigo en guerras y dictaduras, sin que nadie se sienta legitimado para hacer una lectura unilateral que reparta elogios y condenas en función de prejuicios ideológicos propios del pasado.

Por suerte, la historia la escriben los historiadores y no los políticos, y menos aún, aquellos progresistas metidos en arena revisionista con el ánimo de reivindicar una Memoria Histórica con un velado carácter revanchista dividida en buenos y malos. Simplemente la función de los políticos no es otra que escribir el presente y esbozar un futuro próspero y de paz duradera para todos los españoles sin reabrir las viejas heridas del pasado siglo.

Ahora a comienzos de un nuevo siglo, el Gobierno ha aprovechado el verano pasado para apaciguar a sus aliados políticos quitando otro símbolo franquista: La estatua del general Franco de la Academia Militar de Zaragoza, como ya hizo con otra en Madrid el día del homenaje a Santiago Carrillo. Es más, puestos a borrar hechos históricos, convendría saber que si se revisan los procesos judiciales de unos, habría que también revisar los de los otros, y por supuesto, también habría que sacar a la luz, todos aquellos procesos llevados a cabo entre 1939 y 1945, para ver cuales fueron las responsabilidades en las actuaciones políticas y criminales durante la guerra civil.

Que en la llamada zona nacional se fusiló a miles de personas, es cierto, pero ya nadie recuerda a los otros miles y miles de fusilados en la zona republicana del presidente Azaña, entre los que se encuentran más de 6000 religiosos, asesinados en los asaltos a conventos y quemas de iglesias, en las checas, en los ‘paseos’ clandestinos o en las tapias de los cementerios donde cayeron sin juicio previo, por no citar los miles de civiles que por la simple sospecha de que eran o podían ser ‘fascistas’, por ir a misa o por guardar en sus domicilios el Pan eucarístico e incluso por llevar algún signo religioso, fueron asesinados sin más contemplaciones. Cómo botón de muestra, recordemos lo que en agosto de 1936 apareció escrito en el Boletín informativo de la CNT-FAI: “Para que la revolución sea un hecho, hay que derribar los tres pilares de la reacción; La Iglesia, el Capitalismo y el Ejército. La Iglesia ya se ha llevado su parte. Los templos han sido pasto de las llamas. De los cuervos eclesiásticos que no han podido escapar, el pueblo ha dado cuenta de ellos”.

Hay que recordar, que sólo en Madrid y su provincia, el Frente Popular fusiló a más de 16.000 personas. ¿Cómo se puede pretender ahora que todos los familiares de aquellas víctimas por muerte violenta se queden mudos con todo lo que se está diciendo y escribiendo sobre los asesinatos llevados a cabo por el franquismo y sobre su posterior represión?. Ahora parece ser que todo está aclarado y definitivamente juzgado por medio esta nueva ley de la Memoria Histórica, ya que los muertos por la citada represión franquista que han estado o aún están en fosas comunes sin identificar, van a ser tratados con justicia histórica y reivindicados por uno de los socios actuales del Partido Socialista,  Ezquerra Republicana de Cataluña, pues este partido ha anunciado que presentará una enmienda a la totalidad de dicha ley, por no ver plasmado en el texto resultante sus ansiadas reivindicaciones consistentes en la anulación jurídica de los procesos judiciales incoados después de la guerra contra todos los que defendieron “democráticamente” la República.

Antes de continuar y para tener una mejor idea de lo que estamos tratando, conviene saber lo que ha salido publicado -en el BOE núm. 162, del 8 de julio de 2006-, con respecto a la ley de la Memoria Histórica: “Este año 2006 se cumple el 75.º aniversario de la proclamación de la Segunda República Española y el 70.º del comienzo de la guerra civil. El Acuerdo aprobado por unanimidad en la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados el 20 de noviembre de 2002, subrayó el papel de la Constitución Española como instrumento de concordia y convivencia para el futuro”. Así comienza la Exposición de Motivos, de esta ley que declara el año 2006 como Año de la Memoria Histórica, y de paso aprobando también, “la orden ministerial 3945/2005, de 16 de diciembre, por la que se establecen subvenciones a actividades relacionadas con las víctimas de la guerra civil y del franquismo”. Más adelante y en el apartado segundo, del Artículo único, menciona literalmente: “Los poderes públicos promoverán y apoyarán la celebración de actos conmemorativos que estimulen la reflexión sobre aquellos hechos y el recuerdo y reconocimiento de la labor de aquellas personas, asociaciones e instituciones”.

Pues bien, al margen de esta nueva ley -que aún tiene que ser definitivamente aprobada en el Parlamento-, la actual Hermandad religiosa de Ntra. Sra. de los Mártires de Paracuellos y anteriormente Asociación desde su creación a mediados de 1939, viene promoviendo y apoyando puntuales celebraciones y diferentes actos religiosos en conmemoración de aquellos luctuosos hechos, así como el recuerdo y reconocimiento de todos los que en el Cementerio reposan, independientemente de la profesión o afiliación política que tuvieran todos ellos. Lo mismo que la Asociación de los mártires de Aracava y otras más, la nuestra, siempre ha mantenido la memoria de sus mártires y siempre lo seguirá haciendo, así como el preservar nuestro cementerio con los medios posibles a nuestro alcance.

La Junta Directiva de la Hermandad de Paracuellos, por unanimidad,  quiere dejar claro a todos los familiares y demás miembros, que será respetuosa con esta nueva ley, quede como quede, quedándose al margen de aquellas iniciativas políticas que emanen de ella, así como de los demás actos que se realicen en reconocimiento de determinadas figuras relevantes tanto de la II República como de la guerra civil, y que dicha ley pretende ensalzar y conmemorar con “homenajes y reconocimiento de todos los hombres y mujeres que fueron víctimas de la guerra civil, o posteriormente de la represión de la dictadura franquista...” como figura en el primer apartado del artículo único de dicha ley.

Por su parte, esta Hermandad, se suma al más profundo desacuerdo, a la sustitución de algunos nombres de calles madrileñas, a la eliminación de las placas o cruces de todos aquellos caídos o mártires que están inscritos en las fachadas de las iglesias, u otros monumentos que representen a los que murieron por defender a España en aquellos tiempos de una revolución, aunque el Gobierno haya quitado a última hora de esta ley el consejo de suprimir símbolos franquistas, según consta en su artículo 17, cuyo texto queda redactado de la siguiente manera: “Los órganos que tengan atribuida la titularidad o conservación de los monumentos, edificios y lugares de titularidad estatal, tomaran las medidas oportunas para la retirada de los escudos, insignias, placas y otras menciones conmemorativas de la Guerra Civil existentes en los mismos, cuando exalten a uno sólo de los bandos enfrentados en ella o se identifiquen con el régimen instaurado en España a su término...”.

Pues bien, aunque el Gobierno se haya adelantado a esta ley retirando estatuas y otros símbolos franquistas sin respetar los plazos legales, no quiere decir que en determinados lugares se pueda llevar a cabo tal acción, por mucho que republicanos y separatistas amenacen con su apoyo al gobierno.

Por lo tanto y en lo que respecta a nuestra Hermandad –que no es de titularidad estatal-, y en particular a nuestro Cementerio, hay que recordar, que en todo el recinto no hay ni un solo símbolo externo conmemorativo de la guerra civil. Los símbolos que en el Cementerio existen están bajo tierra, y de ellos dicha ley ni los menciona. Es decir, permanezcamos tranquilos y sin alterarnos perseverando en nuestro empeño y en la misión encomendada. No ha habido exhumaciones ni las habrá, así como tampoco habrá alteración alguna como resultado de la definitiva aprobación de la ley mencionada. Ya se verá como queda finalmente redactada, pero a pesar de las enmiendas que se presenten, poco o nada nos puede afectar, pues en el fondo sólo es un andamiaje jurídico para sostener unas razones y posiciones típicas de las izquierdas españolas, aunque en el fondo nos duela el ver que lo único que se pretende reivindicar, es una memoria parcial que legitime la II República sirviendo de enganche para legitimar un sistema político diferente al actual, y de paso, laminar el periodo histórico que va desde 1939 a 1975 inclusive, aunque este no se pueda borrar.