HOJA INFORMATIVA

HERMANDAD DE NTRA. SEÑORA DE LOS CAÍDOS DE PARACUELLOS DE JARAMA

Boletín Nº 48 - Abril 2005


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La recuperación de la memoria histórica.

El invierno de 1937 dejó huella en un pueblecito español, cuyo nombre no viene al caso, y que tiene mucha similitud con lo que pasó en muchos pueblos de España por esos años… La vida era más o menos tranquila, teniendo en cuenta lo que estaba sucediendo… Pero ese día funesto de enero aparecieron unos milicianos mandados por “El Negro”, y todo cambió…

En su “periplo” por el pueblo, lo primero que hicieron fue ir a la iglesia y profanarla. Entre otras cosas, robaron los cálices y se dedicaron a pisotear las Sagradas Formas. A Don Paco, el cura, después de una larga tortura para que blasfemara y renegara de Dios, cosa que no consiguieron, le sacaron las tripas y con ellas ahorcaron a Don Anselmo, cura del pueblecito vecino, al que también habían torturado salvajemente. Al sacristán, que había presenciado todo, le ataron a un tractor y fue arrastrado durante 4 horas por todo el contorno hasta que solo quedaron los huesos del pobre desgraciado.

Emborrachados del olor a sangre y del vino de las bodegas, que previamente habían saqueado, se fueron al convento cercano, en donde 18 monjitas de clausura dedicaban su vida a Dios. Como fieras irrumpieron en sus vidas, violando a todas repetidamente, incluso a las mas ancianas. Continuaron apagando cigarros en sus pechos y arrancándoles la piel a pedazos con tenazas para, finalmente, estrangularlas a todas.

La consigna que “El Negro” había dado a sus secuaces fue el guardar las balas para cuando llegaran “los fascistas” y que no se debía desperdiciar ninguna. Todos obedecieron a su jefe sin pestañear.

Así, la familia Vivar, compuesta por padre, madre, abuelos, 7 hijos y 2 tías, es asesinada a base de hachazos además de con azadones, picos y con todo lo que encontraron punzante… la misma suerte corrieron otras 4 ó 5 familias del pueblo.

Por último, a Ángel, un chico falangista de 18 años, después de intentar que renegara de Dios y de España, le someten a una espantosa tortura, cortándole las orejas, la nariz, los dedos de las manos y pies, la lengua… Le sacan los ojos y le parten los brazos y las piernas para dejarle luego en mitad del campo agonizando al sol durante horas…

Todas las noches dan “el parte” a su jefe “El Negro”, al que le gusta sentarse en medio de la plaza del pueblo, donde arde una gran hoguera que avivan con “menudencias” recogidas de la Iglesia, del Convento, del Ayuntamiento y de casas particulares: más de 10.000 libros, muebles, cuadros de gran valor, y otras obras de arte, como un archivo precioso del siglo XII que se guardaba en la parroquia, se queman para regocijo de los milicianos rojos.

Al cabo de un mes, los nacionales toman el pueblo. El grupo de “El Negro” se rinde sin tampoco en este caso disparar ni una bala. Pero alguien del pueblo, algún chivato sin duda, cuenta las atrocidades de los milicianos.

“El Negro” y sus secuaces son juzgados y fusilados por sus crímenes…

Han pasado 67 años y por el pueblo aparecen unos señores muy elegantes y muy cultos que dicen que van a recuperar la “memoria histórica” y abren la zanja donde están enterrados “El Negro” y sus compañeros… Se monta un gran revuelo, hacen fotos, vienen todas las televisiones… Y estos señores tan cultos y elegantes montan una rueda de prensa para decir que estos 35 “héroes” fueron fusilados por defender la “libertad y democracia” y que sus familias pueden enterrar sus cuerpos dignamente... También anuncian que se les levantará un monumento para recordar su lucha valerosa y su defensa de la cultura. Las imágenes son enseñadas a la Nación por todos los medios de comunicación sin excepción, y de la manera más destacada que se pueda imaginar. También es enviada la noticia al resto del mundo.

En el Cielo, un grupo de Caídos, por Dios y por España, vuelve a sufrir el martirio y llora desconsoladamente…

En la Tierra comienza a caer una fuerte lluvia sobre los cultos y demócratas señores de la recuperación de la “memoria histórica” que, en vista de lo cual, se refugian en un lujoso hotel de 5 estrellas para celebrar por todo lo alto su hazaña…

Las inmensas zanjas de Paracuellos de Jarama, de Aravaca, y de otros muchos lugares, parece que se remueven… Es la reconciliación que buscan los que están re-escribiendo la historia.

Mª del Pilar Amparo Pérez García (Pituca)


Carta de un Padre socialista a su hijo sobre la enseñanza de la religión

Reproducción literal de la carta que dirigió a su hijo el socialista francés D. Jean Jaurés, diputado por el Partido Obrero Francés entre los años 1889 y 1898, y que en 1905 fundó la Sección Francesa de la Internacional Obrera. El presente texto fue entregado a los taquígrafos de las Cortes Constituyentes de la II República española, después de que el Sr. Pildain la citara en la sesión del 1 de marzo de 1933.

 

«Querido hijo, me pides un justificante que te exima de cursar la religión, un poco por tener la gloria de proceder de distinta manera que la mayor parte de los condiscípulos, y temo que también un poco para parecer digno hijo de un hombre que no tiene convicciones religiosas. Este justificante, querido hijo, no te lo envío ni te la enviaré jamás.

No es porque desee que seas clerical, a pesar de que no hay en esto ningún peligro, ni lo hay tampoco en que profeses las creencias que te expondrá el profesor. Cuando tengas la edad suficiente para juzgar, serás completamente libre; pero, tengo empeño decidido en que tu instrucción y tu educación sean completas, no lo serían sin un estudio serio de la religión.

Te parecerá extraño este lenguaje después de haber oído tan bellas declaraciones sobre esta cuestión; son hijo mío, declaraciones buenas para arrastrar a algunos, pero que están en pugna con el más elemental buen sentido. ¿Cómo seria completa tu instrucción sin un conocimiento suficiente de las cuestiones religiosas sobre las cuales todo el mundo discute? ¿Quisieras tú, por ignorancia voluntaria, no poder decir una palabra sobre estos asuntos sin exponerte a soltar un disparate?

Dejemos a un lado la política y las discusiones, y veamos lo que se refiere a los conocimientos indispensables que debe tener un hombre de cierta posición. Estudias mitología para comprender historia y la civilización de los griegos de los romanos, y ¿qué comprenderías de la historia de Europa y del mundo entero después de Jesucristo, sin conocer la religión, que cambió la faz del mundo y produjo una nueva civilización? En el arte, ¿qué serán para ti las obras maestras de la Edad Media y de los tiempos modernos, si no conoces el motivo que las ha inspirado y las ideas religiosas que ellas contienen? En las letras, ¿puedes dejar de conocer no sólo a Bossuet, Fenelón, Lacordaire, De Maistre, Veuillot y tantos otros que se ocuparon exclusivamente en cuestiones religiosas, sino también a Corneille, Racine, Hugo, en una palabra a todos estos grandes maestros que debieron al cristianismo sus más bellas inspiraciones? Si se trata de derecho, de filosofía o de moral, ¿puedes ignorar la expresión más clara del Derecho Natural, la filosofía más extendida, la moral más sabia y más universal? -éste es el pensamiento de Juan Jacobo Rousseau-.

Hasta en las ciencias naturales y matemáticas encontrarás la religión: Pascal y Newton eran cristianos fervientes; Ampere era piadoso; Pasteur probaba la existencia de Dios y decía haber recobrado por la ciencia la fe de un bretón; Flammarion se entrega a fantasías teológicas.

¿Querrás tú condenarte a saltar páginas en todas tus lecturas y en todos tus estudios? Hay que confesarlo: la religión está Íntimamente unida a todas las manifestaciones de la inteligencia humana; es la base de la civilización y es ponerse fuera del mundo intelectual y condenarse a una manifiesta inferioridad el no querer conocer una ciencia que han estudiado y que poseen en nuestros días tantas inteligencias preclaras. Ya que hablo de educación: ¿para ser un joven bien educado es preciso conocer y practicar las leyes de la Iglesia? Sólo te diré lo siguiente: nada hay que reprochar a los que las practican fielmente, y con mucha frecuencia hay que llorar por los que no las toman en cuenta. No fijándome sino en la cortesía, en el simple "savoir vivre", hay que convenir en la necesidad de conocer las convicciones y los sentimientos de las personas religiosas. Si no estamos obligados a imitarlas, debemos, por lo menos, comprenderlas, para poder guardarles el respeto, las consideraciones y la tolerancia que les son debidas. Nadie será jamás delicado, fino, ni siquiera presentable sin nociones religiosas.

Querido hijo: convéncete de lo que te digo: muchos tienen interés en que los demás desconozcan la religión; pero todo el mundo desea conocerla. En cuanto a la libertad de conciencia y otras cosas análogas, eso es vana palabrería que rechazan de consuno los hechos y el sentido común. Muchos anti-católicos conocen por lo menos medianamente la religión; otros han recibido educación religiosa; su conducta prueba que han conservado toda su libertad.

Además, no es preciso ser un genio para comprender que sólo son verdaderamente libres de no ser cristianos los que tienen facultad para serlo, pues, en caso contrario, la ignorancia les obliga a la irreligión. La cosa es muy clara: la libertad, exige la facultad de poder obrar en sentido contrario. Te sorprenderá esta carta, pero precisa, hijo mío, que un padre diga siempre la verdad a su hijo. Ningún compromiso podría excusarme de esa obligación».


El fin de la reconciliación

Reproducción

En el “histórico” acto celebrado el pasado día 16 en Madrid, llevado a cabo con una apoteosis inusual, y bajo una premeditación alevosa que define la pretendida acción, significó sin lugar a dudas, una patada a la reciente historia de España y a la reconciliación de los españoles ante las posturas beligerantes y más radicales adoptadas últimamente por el actual Gobierno y su presidente Rodríguez Zapatero, presumiendo donde puede de haber convertido el “talante” en señera propia de su “moderación”. No deja de ser ese “talante” una muestra más de ese empeño reivindicativo tanto de las viejas como de las actúales izquierdas españolas, por instaurar de nuevo el rencor y la división entre los españoles, abriendo así las viejas heridas del pasado ya cicatrizadas en una sociedad de paz y progreso  superados los viejos enfrentamientos. Es como si llegado el momento preciso, la totalidad de las izquierdas españolas quisieran dar la vuelta al resultado final de la guerra civil, aunque sea de manera virtual, y hacernos ver ahora que por fin la han ganado en aquella madrugada.

Aquella noche se reconoció de manera oficial la vida y trayectoria política de Santiago Carrillo Solares, desde sus inicios hasta nuestros días, al ser aclamado como un héroe nacional por más de 400 invitados, signo inequívoco de una clase social y política enferma y a su vez revanchista sin razón aparente. Políticos de la Transición y republicanos de última hora, más intelectuales, artistas, periodistas y algún sacerdote entre otros, arroparon con sus adhesiones al viejo comunista, haciendo con ello estremecer a cientos de miles de españoles por el recuerdo de las viejas demostraciones marxistas y masónicas que precedieron a la guerra civil, por mucho que allí le definieran como “memoria viva de la historia de España” y “pieza clave para la reconciliación nacional”.

Los que en los últimos tiempos, incluido el Gobierno y su exiguo grupo de aliados, dicen querer recuperar la memoria histórica -eso sí con consenso-, aparentan no saber nada de nada de los sucesos acaecidos durante la IIª República, así como de sus consecuencias sociales y políticas, con respecto a los asesinatos cometidos por las Juventudes Socialistas Unificadas capitaneadas por Carrillo, y de la participación de éste junto con Indalecio Prieto y Largo Caballero en la sublevaron de 1934 contra el legítimo gobierno y “democrático” de la República al no aceptar el resultado urnas, con la intención explícita de organizar una guerra civil –pues la persecución religiosa y la quema de conventos ya había comenzado- e imponer lo que entonces llamaban la “dictadura del proletariado”, y que terminarían más adelante, con las purgas llevadas a cabo bajo los gobiernos de Largo Caballero en 1936 con los “paseos” de entonces y los fusilamientos en masa de tantos miles de presos preventivos e inocentes en Paracuellos de Jarama y otros lugares cercanos a la capital, cuyo responsable directo –a las órdenes de Stalin- no fue otro que Santiago Carrillo, Consejero de Orden Público en Madrid durante aquellos meses de finales del 36 cuando apenas contaba veinte años, pasando de esta manera tan terrible ha ser ante la historia, uno de los mayores criminales de la Guerra Civil.

De tan trágicos recuerdos por su gallarda actuación, ahora ha sido homenajeado con el engañoso titulo de la "reconciliación", falsamente pregonado por Zapatero y su “talante” más todos los adalides allí reunidos del “progresismo democrático”, traicionando aquella noche la memoria de aquellas víctimas del terrorismo comunista, y por supuesto, a las víctimas del terrorismo moderno por el método del tiro en la nuca o del coche bomba. Seamos prudentes y dejemos el juicio del pasado a los historiadores y a cada ciudadano en particular. A lo que un gobierno democrático por encima de su perfil ideológico debe dedicarse, es a moderar y ser prudente en sus decisiones para el conjunto de toda la sociedad, y no hacer por su cuenta una revisión selectiva de la historia. ¿O es que acaso por haber sido fusilado el abuelo de Zapatero en la guerra, las generaciones actuales tienen la culpa de los asesinatos cometidos por ambos bandos en ella?, como pretende ahora él y sus seguidores.

Entre los asistentes, el reciente alto comisionado para las Víctimas del Terrorismo Gregorio Peces Barba, mostró su acostumbrada actitud sectaria en su particular homenaje “sorpresa” al que fuera secretario general del Partido Comunista -el camarada Carrillo-, con quién antes de pronunciar sus elogios se fundió en un cariñoso y fraternal abrazo, pronunciando seguidamente estas palabras: “Estamos los buenos” indudablemente allí estaban, mientras que otros de los presentes sólo eran “los menos buenos”, y terminando por “los malos” que faltaban al acto, refiriéndose a las propias víctimas del terrorismo –los del otro terrorismo de ETA- y de todos aquellos que no simpatizan con el viejo comunista y por supuesto, con el “progresismo” de Zapatero y sus fieles seguidores. Pero es que de paso y de forma implícita aunque no lo dijo, también se les clasificó así a las miles de víctimas directas de Carrillo, aunque éste ya no se acuerde de lo que le declaró a la periodista italiana Oriana Fallaci y publicadas en el semanario L’Europeo, no siendo nunca desmentidas: “Yo no he hecho la guerra civil de verdad, disparando, matando. He hecho también la guerrilla cuando creía en ella. Durante nueve años. No sé si soy un buen tirador, pero sé que apuntaba con cuidado: para matar. ¡Y he matado!. No me arrepiento de haberlo hecho”. En definitiva, no se quiso exhumar el pasado siniestro de semejante personaje.

Entre los telegramas de adhesión que se leyeron –aparte del ex presidente Felipe González y algunos más-, no faltó el de SM. el rey Juan Carlos I, en la que le trasmitía al “duque de Paracuellos” su respeto y amistad “fraguada durante muchos años”, y su reconocimiento con un abrazo por la contribución a la Transición española. Tras muchas intervenciones, y en agradecimiento a los allí congregados, Carrillo se ratificó con estas contundentes palabras: “Sigo sintiéndome comunista. Moriré con un orgullo inmenso de haber luchado en las filas de ese partido por la libertad de España...”

Pero finalmente se destapó el verdadero homenaje al líder comunista, y como traca apoteósica, se le presentó el derribo de la estatua ecuestre de Franco como si de un trofeo de caza se tratara, aunque según la vicepresidenta del Gobierno Mª. Teresa Fernández De la Vega, dijera después qué “sólo queríamos eliminar el dolor”. ¡Cómo le hubiera agradado al homenajeado haberle podido fusilar, como hizo con tantos miles sin excluir a sus compañeros comunistas!. Lo malo es que ya no se acuerdan de aquellas declaraciones suyas hechas a la citada periodista, cuando Carrillo la dijo qué “La condena a muerte de Franco, la firmaría, sí. Estoy entre los españoles que piensan que ver morir a Franco en su cama es una injusticia histórica. Yo nunca he esperado que Franco muriese y he hecho lo posible para cazarle antes de que muera. ¡Pienso todavía cogerle antes de que se muera!”. Tal vez todos aquellos asistentes de los más podrido de la política y sociedad española –los buenos-, no quisieron recordar a Carrillo la cruda realidad de la documentación contenida en el libro Miseria y grandeza del PCE 1939-1985, del socialista Gregorio Morán, para que se dieran cuenta del horror cometido por el viejo personaje ahora alabado y besuqueado, cuando éste aniquiló a sus predecesores comunistas en el Pleno del Buró Político de Bucarest en 1956, sin contar con la participación directa en el asesinato de los líderes comunistas Trilla, Monzón o Camonera. Pero claro está, hubo que dejar claro ante todos los asistentes, que sólo se trataba de la estatua del general Franco y no de las estatuas de Prieto y Largo Caballero cercanas al lugar, porque para estas sí hay “consenso”, aunque las jóvenes generaciones no sepan ni media de éstos dos nefastos personajes, y de quien dinamitó el Partido Comunista después de la Transición.

Han pasado sesenta años desde que terminó la guerra, treinta desde que murió el general Franco y otros tantos en libertad y concordia. Pero ahora ante tan denigrante homenaje, la Hermandad de Ntra. Sra. de los Mártires de Paracuellos de Jarama –nosotros los de los malos-, sintiéndonos humillados por la vejación que el acto en sí representó, nos sentimos obligados a no permanecer en silencio y hacer valer nuestro derecho con la más enérgica protesta, por el beligerante gesto llevado a cabo por el gobierno de Zapatero, sin que con ello pretendamos aumentar la discordia, las revanchas y el ajuste de cuentas en la ya crispada sociedad española por tales acontecimientos. Pero parece que el espíritu reconciliador de varias décadas ha terminado, al ser socavado con la reaparición de “los buenos y los malos” más otras maniobras antidemocráticas que simbolizan el fin de la reconciliación y de la unidad de España, porque los muertos nunca serán “los malos” y por lo tanto, la Hermandad, confía en que este homenaje sea el último y sólo haya sido un mal viento pasajero, porque ahí está la Historia inapelable y sus testimonios. Por último, tenemos que recordar todos como católicos que somos, las palabras de Jesucristo a sus apóstoles y que Mateo, escribió en su Evangelio de las Bienaventuranzas 5,11,10-12: “Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por causa mía. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.”  Mt. 5-11-12.