HOJA INFORMATIVA

HERMANDAD DE NTRA. SEÑORA DE LOS CAÍDOS DE PARACUELLOS DE JARAMA

Boletín Nº 35 - Mayo 2001


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Beatificados 233 Mártires de la Guerra Civil Española

Ha sido una gran noticia y queremos hoy dejar constancia en nuestra Hoja Informativa de la inmensa y profunda alegría que ha supuesto para nosotros la ceremonia del pasado 11 de Marzo en Roma, en la que S.S. el Papa beatificó a 233 Mártires españoles, asesinados durante nuestra Guerra Civil, que dieron testimonio de su valentía y de su perseverancia en la fe.

Nosotros, miembros de la Hermandad, como familiares y amigos de nuestros Mártires de Paracuellos, nos sentimos íntimamente reconfortados porque, inevitablemente, en el fondo de nuestros corazones, vemos en la lista de los beatificados los nombres de todos nuestros Caídos, pues también sacrificaron sus vidas con heroica santidad, por amor a la católica España y por no apostatar ni renegar de su profunda fe y sus creencias.

Según palabras del Papa "Todos estos nuevos Beatos y muchos otros mártires anónimos pagaron con su sangre el odio a la fe y a la Iglesia desatado con la persecución religiosa y el estallido de la guerra civil, esa gran tragedia vivida en España durante el siglo XX".

Ha sido la beatificación más numerosa de la Historia, tras la cual, 233 hombres y mujeres, laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas, de todas las edades, podrán ahora recibir culto religioso.

En la ceremonia estuvieron presentes alrededor de 25.000 peregrinos españoles. El Papa concelebró la Eucaristía con 56 cardenales, arzobispos y obispos, entre los que se encontraban el cardenal arzobispo de Madrid, monseñor Antonio María Rouco Várela; el de Barcelona, monseñor Ricard María Caries; el arzobispo de Valencia, monseñor Agustín García-Gascó; los obispos de Segorbe-Castellón, monseñor Juan Antonio Reig, y de Alicante, monseñor Vitorio Oliver, y el obispo de Lérida, monseñor Francisco Ciuraneta.

 

¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España!

He aquí el vibrante y alentador doble grito que salió del corazón de miles de hombres ante los disparos de pistolas, fusiles o de ametralladoras, después de haber padecido el feroz suplicio de cárceles y checas. Con sus vidas rindieron tributo de su valor y de su heroísmo a la enseña roja y gualda.

Este fue el grito que todos estos españoles tenían enraizado en lo más profundo de su pecho momentos antes de morir. Ellos sabían de la realeza de Cristo como Redentor y, por muchos testimonios, sabemos que fueron confesados y les fue dada la absolución bien en las propias cárceles, o en el mismo lugar del martirio, como ocurrió en Paracuellos. Como buenos cristianos murieron perdonando a sus verdugos, y como buenos españoles murieron gritando "¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España!".

Este es el grito que salía de sus gargantas y que hoy muchos españoles no saben o lo tienen olvidado. Pero en aquellos años este lema fundía los ideales de Honor, justicia y Patria que con tanto valor defendieron durante su cautividad ante los que les proponían servir en las filas del Frente Popular. En la actualidad la festividad de Cristo Rey, sirve para evocar aquellos pasajes de la escritura en toda su extensión y, según lo promovió S.S. el Papa Pío XI a todo el mundo, "es dogma que Cristo fue dado a los hombres como Redentor".

Los españoles estaremos siempre en deuda con ellos, pues fueron granos de mostaza, como tantos otros en toda España, que derramaron su sangre al grito de "'¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España!"

Cultos habidos en el Camposanto

En la Capilla del Camposanto se celebraron las Misas habituales de los primeros domingos de mes, y el pasado 1° de Abril contamos con la amable compañía de un notable grupo de la comunión tradicionalista carlista que al término de la Misa, con Don Carlos Pérez de Tudela al frente, dijeron un responso ante el Monolito e hicieron una ofrenda a los Caídos.

Agradecemos profundamente su presencia y el apoyo que nos prestan dando culto a nuestros Mártires y honrando su memoria.

Ofrendaron sus vidas por Dios y por España

Es la segunda vez que en el Congreso de los Diputados, alguien propone votar una moción de censura contra el Alzamiento del 18 de Julio del 36.

En primer lugar parece increíble que se saque a relucir ahora - cuando no viene a cuento ni sirve para resolver nada - aquellos viejos antagonismos, que son destructivos de la armonía social y que fomentan de nuevo las dos Españas.

Por otro lado, los españoles menores de 60 años - que son actualmente la mayoría de nuestros conciudadanos y que no vivieron aquellos trágicos años - están siendo engañados respecto a la realidad histórica de lo ocurrido.

No se trata de entrar en discusiones, pero habría que recordar que el tan censurado Alzamiento del 18 de Julio no fue un hecho aislado ni un impulso repentino de unos cuantos militares más o menos exaltados. Fue un anticiparse a la revolución marxista que venía gestándose desde largo tiempo atrás y que estaba a punto de explotar...

De hecho, en diversos lugares y dependencias, se sublevaron tropas y dotaciones de buques antes del 17 de Julio tomando como prisioneros a sus Jefes y Oficiales que, en muchos casos, acabaron siendo fusilados sin formación de causa ni juicio previo.

Recordemos que, tras una larga campaña de propaganda psicológica, en el año 1930 empezaron los actos de la violencia revolucionaria con una sublevación en Jaca tras el "Pacto de San Sebastián"; en mayo del año 1931 se inició la persecución religiosa con la quema de iglesias y conventos en distintos lugares de España. En los años siguientes había una fuerte mar de fondo, con clara agitación revolucionaria, huelgas generales, alijos de armas, disturbios, altercados en la universidad, algaradas callejeras... y en octubre de 1934 tuvo lugar la sangrienta revolución de Asturias. También tuvo lugar, entre otros, el asesinato de Calvo Sotelo, y muchas más muestras evidentes de lo que se avecinaba...

España era una olla a presión, con una población media de bajo nivel económico y cultural, y en un clima de falta de autoridad. Entre tanta confusión, había una parte de la sociedad - generalmente descontentos de su situación social o confiando en la política vigente - que, ignorantes de lo que podía acarrear, se dejaron arrastrar fácilmente por aquella serie de engañosas ideas que venía fomentando desde Moscú el comunismo revolucionario: Igualdad y libertad, lucha de clases, dictadura del proletariado, y... ¡el "paraíso" moscovita! El grito de: "¡Viva Rusia!" era frecuente en muchas de nuestras calles.

Afortunadamente otros muchos españoles no pudieron ser engañados por aquella propaganda comunista ni por el marxismo ateo pues, siendo contrario a sus ideas y creencias, lo veían como un grave peligro. Fueron los que se unieron al Alzamiento Nacional con objeto de detener la revolución comunista y para impedir la implantación del ateísmo en la sociedad española.

No es difícil imaginar la situación a que habríamos llegado si se hubiera dejado "saltar" a aquella revolución marxista y se hubiera establecido en España la dictadura de un comunismo ateo, como el impuesto en otros países de Europa y en la Ü.R.S.S. Allí se ha podido comprobar el fracaso de sus planteamientos y aún se están sufriendo sus consecuencias en Rusia...

Nuestra Guerra Civil fue de Liberación Nacional y no estuvo provocada por Franco, ni por "las derechas", ni por los "señoritos" ricos o la Iglesia... Estuvo provocada por el marxismo revolucionario, que desde hacía muchos años venía propagando sus ideas en la sociedad española y actuando violentamente contra ella. Las hordas marxistas daban el "paseo" tanto a republicanos, por ir a Misa, como a jóvenes apolíticos por ser de alguna organización Católica. Los Ejércitos Nacionales no se levantaron "contra" el sistema republicano vigente, sino contra la inminente revolución del comunismo ateo que estaba a punto de estallar y que era necesario frenar, al margen de las inevitables repercusiones políticas.

Para evitar una España comunista y atea es por lo que surgió el Alzamiento Nacional. En su momento fue calificado de Cruzada porque en él se luchó por Dios y por España, y no para alcanzar mejoras personales ni de grupo. Así es como muchos religiosos, militares y civiles de toda edad y condición como nuestros Mártires de Paracuellos - aceptaron dar sus vidas generosa y heroicamente antes que renunciar a su Fe en Dios y su amor a la Patria.

 

¿Quién escribirá la historia...?

Nos ha sorprendido leer en la prensa la noticia de que una insigne Institución, como es la real academia DE LA historia, recibió recientemente como conferenciante a Santiago Carrillo. No entendemos qué interés puede suscitar a nadie lo que diga o lo que opine este siniestro personaje cuya credibilidad es totalmente nula, pues son francamente llamativas las grandes contradicciones entre las declaraciones que ha hecho siempre y los abundantes :testimonios de estudiosos historiadores y de testigos presenciales de hechos concretos. ¿Pueden tener alguna fiabilidad sus exposiciones?

Como era inevitable, diversas publicaciones han reaccionado enseguida y han comentado la inoportunidad de haber invitado a esta figura de tan triste recuerdo. Como muestra, transcribimos a continuación las Notas publicadas en 'La Nación" y por la Fundación Nacional Francisco Franco (10-2-01) respectivamente:

Carrillo en la Real Academia de la Historia

Publicado en "La Nación.
Por: Manuel Becerbal Lafuente

 Dentro del ciclo de conferencias organizadas por la Real Academia de la Historia, dedicado a conmemorar los 25 años   de reinado de S.M. Juan Carlos I, sorprende la pronunciada el día 22 de enero por el tristemente famoso Santiago Carrillo. Este, paradójicamente, ensalzó a la Corona y a la Iglesia Católica, elogiando al Rey y al cardenal Tarancón.

Con toda la consideración que merece la institución organizadora del acto, no parece lo más acertado traer y sentar en tan prestigiosa tribuna a uno de los personajes más siniestros de nuestra Guerra Civil. Aún cuando hayan transcurrido más de 64 años del genocidio de Paracuellos de Jarama, llevado a cabo durante los meses de noviembre y diciembre de 1936, en cuya época el citado Carrillo ejercía el cargo de Delegado de la Junta de Defensa de Madrid, no por el paso del tiempo ha dejado de ser aquél el responsable más directo de las sacas de presos de las cárceles y checas de la ciudad para ser asesinados vilmente en las proximidades de aquella localidad.

Por eso, resulta indignante ver sentado en la tribuna de tan ilustre institución a la persona que hoy podría ser juzgado por uno de los más crueles crímenes cometidos durante la guerra, a no ser por el derecho de prescripción de aquellos delitos aplicados por la "oprobiosa" dictadura" de Franco. Gracia que no quiere decir que a los responsables de aquellos asesinatos, por añadidura, se les tenga que subir a los altares o a la tribuna de la insigne Real Academia.

 

 Publicado por la Fundación Francisco Franco

La Academia de la Historia ha organizado un ciclo de conferencias dedicado a los "25 años de reinado de Juan Carlos I" y ha invitado a Santiago Carrillo a participar en él.

Resulta difícil de aceptar, a pesar del tiempo transcurrido, que su biografía, salpicada de sangre y de infamias, no haya obligado a los señores académicos a cerrar ojos, taparse oídos y nariz, porque ese hombre, Santiago Carrillo, va a permanecer siempre unido a las "sacas" de las cárceles madrileñas en el año 1936: Modelo, Porlier y San Antón y la formación de las caravanas de la muerte que finalizarían su macabro recorrido en el arroyo de San José, Paracuellos de Jarama, Castillo de Aldaver y Torrejón de Ardoz. Estas operaciones de exterminio se efectuarían en los primeros días de noviembre de 1936 y en ningún caso serían obra de incontrolados, sino que se realizaban con listas elaboradas a las que en muchos casos acompañaba una notificación, con e{ membrete de la Junta de Defensa de Madrid, de la que Carrillo era consejero de Orden Público, y desde las que en el terror absoluto en el Madrid rojo, hacía y deshacía, y en la siempre compañía de la infamia, cuando fiel "al gran Stalin", organizó las purgas en el seno del partido comunista de España y lleva a alguno de sus camaradas a la muerte. Y es capaz de escribir aquella carta de repudio a su padre, Wenceslao, para presentarse ante el estalinismo como militante íntegro que todo lo sacrifica a la causa.

"Don Santiago" en la Academia. El "ABC" de ahora mira para otro lado y se sentiría ufano por el testimonio y resalta: "Carrillo elogia el papel capital del Rey como impulsor de la democracia". Sin el monarca y la importante actitud de la Iglesia de Tarancón "no hubiera sido posible el cambio pacífico".

Y más "frente a la desconfianza de una parte de la oposición, se convirtió el Monarca en jefe de los reformistas y conspiró - eso dijo Carrillo - desde la Zarzuela para crear las condiciones de vuelta a la libertad".

Es todo un ejercicio de cinismo político el manejo por Carrillo del término de libertad, como objetivo, en quién no consiguió la vuelta de la tortilla que nos hubiera sumido en el "paraíso comunista". Su   testimonio   de  ahora,   buscado,   aunque abochornase a algunos, se nos antoja a estas alturas ya innecesario, porque Carrillo no significa nada, y sólo de él quedan los tristes recuerdos. Sentado en la Academia de la Historia y expidiendo patentes democráticas, habrá de producir más de un sonrojo. L.M.S.

N. de la R. - La izquierda, utilizando periodistas y periódicos de la derecha, apunta ideas al juez Guzmán: ¿Cuando se enteró Pinochet de las actividades de la "caravana de la muerte"? ¿Qué hizo cuando se enteró?... No sabemos si alguno de los asistentes a la conferencia de Carrillo le hizo la oportuna pregunta: ¿Cuándo se enteró de las "sacas" de las cárceles y de los asesinatos de Paracuellos y Aravaca? ¿Qué hizo para impedir que sucedieran a lo largo de meses?.