HOJA INFORMATIVA

HERMANDAD DE NTRA. SEÑORA DE LOS CAÍDOS DE PARACUELLOS DE JARAMA

Boletín Nº 30 - Septiembre 1999


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S.S. JUAN PABLO II CONCEDIÓ AUDIENCIA A LA HERMANDAD

La Junta Directiva de la Hermandad se complace en transmitiros con sentida emoción la visita al Santo Padre

Recordemos que el término MÁRTIR viene del griego y significa TESTIGO, lo mismo que MARTIRIO significa TESTIMONIO. La Iglesia a lo largo de su historia recuerda y exalta a los que murieron por Dios, dando testimonio de su fe, y solo en los años de Pontificado de S.S. Juan Pablo II han sido beatificados 218 Mártires.

Los que fueron víctimas de la persecución religiosa en España, entre los años 1931-1939, que han merecido el reconocimiento oficial y solemne de su martirio por parte de la Iglesia con su Beatificación, son acogidos a la veneración pública de los fíeles.

Es sobre Beatificación todo en el año 1936 cuando los miles de Mártires con frecuencia desconocidos y olvidados de la gran causa de Dios condenados al silencio muy especialmente las víctimas inocentes de los fusilamientos en Paracuellos, Torrejón, Aravaca y otros muchos lugares de Madrid, en los trágicos meses de noviembre y diciembre de 1936.

La verdad Histórica se va abriendo paso gracias a Dios. La hora de nuestros Mártires ha sonado en el reloj de la Historia siendo S.S. Juan Pablo II el providencial instrumento. Recordemos igualmente a aquellos Españoles que en 1936 librándose de la persecución religiosa, fueron escuchados por S.S. Pío XI en Roma. En dicha alocución refiriéndose a los que murieron por su fe en Cristo dijo el Sumo Pontífice, «Todo ésto es un gran esplendor de virtudes cristianas, de martirios y heroísmo, verdaderos martirios en todo lo sagrado y glorioso significado de la palabra».

Posteriormente el 22 de marzo de 1985 volvió a sonar la hora de los Mártires de la Cruzada Nacional de 1936 no solo para Sacerdotes y Religiosos que fueron asesinados, sino para los que lucharon y murieron por España al grito de «Viva Cristo Rey».

Después de este preámbulo procedemos a informaros sobre la visita al Santo Padre.

La Junta Directiva había rogado a Su Santidad en su última visita a España que si en su grandeza de corazón había rezado ante las tumbas. de Aushwietchin, con la misma razón desearíamos visitara el Camposanto de Paracuellos, nuestro deseo no fue posible comprobando que nuestra súplica fue un silencio absoluto. Más poco a poco va emergiendo la verdad, ésta y nuestra insistencia ante el Vaticano, el pasado 29 de julio pasará a los anales de nuestra Hermandad, como un día decisivo que todos debemos recordar con júbilo, alegría y esperanza. Júbilo porque es imposible resumir lo que cada uno de los tres representantes de la Hermandad en la visita al Santo Padre experimento aquella mañana. Alegría porque se había hecho realidad nuestra insistente solicitud, y esperanza porque este día marca la renovación de la santa memoria de nuestros Mártires y de todos los de la Guerra Civil en su trascendencia histórica para nosotros y nuestros descendientes, respetando y conservando la memoria de tantos miles que dieron sus vidas por amor a Dios y a España.

Como íbamos a suponer que a los 63 años de aquella horrible tragedia, tres españoles estarían representando a la Hermandad de los Caídos en una misa privada con el Santo Padre celebrada en Castelgandolfo. Evidentemente fue un privilegio para los que nos representaron pero extensible a todos los miembros de la Hermandad.

Como ya citamos anteriormente, tras muchas gestiones se nos concedió la deseada visita al Santo Padre, partiendo para Roma Don Ángel Gascón Álvarez de Sotomayor, Presidente de la Hermandad, acompañado de Don Felipe Ezquerro Ezquerro y Don José Manuel de Ezpeleta Arias. Integrados en un reducido grupo de personas -ya en la Residencia Papal- fueron conducidos a la Capilla donde el Santo Padre celebra diariamente la Eucaristía. Dicen, no encontrar palabras para describirnos la emoción sentida al verse tan cercanos al Santo Padre, observando con cuanto fervor y recogimiento oraba, así como no poder olvidar el momento tan emotivo de la bendición impartida por el Pontífice.

En el transcurso de la recepción con Su Santidad, el Presidente le obsequió con un Crucifijo de Plata del siglo XVIII, grabado el nombre de la Hermandad «A S.S. Juan Pablo II, Julio 1999», haciéndole saber que no perdíamos la esperanza de su visita al Camposanto de los Mártires de Paracuellos, repitiendo Su Santidad «Paracuellos, Mártires de Paracuellos».

Don Felipe Ezquerro sin contener su emoción le hizo saber que a sus 88 años haya recibido tal regalo del Cielo, es una gracia inolvidable. Rogando una oración por su familia, amigos y un especial recuerdo por los Mártires de Paracuellos, indicándole que era un superviviente de la Cárcel de Ventas y que nunca olvidaría a sus compañeros de cautiverio.

Don José Manuel de Ezpeleta le entregó a Su Santidad el Boletín de la Fundación Nacional Francisco Franco sobre el gran Holocausto de Paracuellos de Don José Antonio García Noblejas, a la vez que le agradecía el esfuerzo por la Beatificación de todos los Mártires de España y por haber honrado la Iglesia a tantos de sus hijos que murieron confesando su fe.

Concluido el feliz encuentro, salieron del palacio recordando los momentos vividos, comentando entre ellos el sufrimiento que nuestros Mártires tuvieron que padecer en las horas previas a su muerte.

Este suceso sin precedentes en nuestra Historia no debería ser olvidado por persona alguna que en tan dolorosa tragedia perdiera a alguno de sus seres queridos.

Hacemos una vez más una llamada al recuerdo de aquellos Mártires, y no solamente a las personas que perdieron a sus maridos, a sus hijos, a sus padres, hermanos y allegados. Esta insistente llamada va mayormente encaminada a nuestra juventud que debería tener muy presente a aquellos valiosos españoles que en el umbral de su muerte rechazaron de aquel gobierno ofrecimientos que les salvaría la vida, entregándola con dignidad y grandeza para que aquellos que llegaran más tarde pudieran recoger los frutos de su sacrificio disfrutando de una vida en paz como dignos hijos de Dios y de España. Os emplazamos pues para que prosigáis la labor que vuestros mayores emprendimos para honrar la memoria de los Mártires.

Cerramos estos comentarios dando infinitas gracias a Dios por la concesión de nuestro tan anhelado encuentro con S.S. Juan Pablo II.

LA JUNTA DIRECTIVA

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RESPUESTA A LA CARTA DEL PRESIDENTE DEL ARZOBISPO DE MÉRIDA-BADAJOZ DON ANTONIO MONTERO ROMERO

Badajoz, 26-IV-99

Sr. Don Ángel Gascón Álvarez de Soto Mayor
Presidente de la Hermandad de Ntra. Sra. de los Caídos de Paracuellos de Jarama
Avda. Áster, 8
28016 MADRID

Estimado Don Ángel:

Recibo su carta del 7 de los corrientes y tomo nota de la fecha del 7 de noviembre para la misa conmemorativa de las víctimas de Paracuellos del Jarama, en el Camposanto del lugar.

Acudiré con gusto a celebrarla, como ya le indiqué a Don José Manuel Ezpeleta, si bien el hecho de que esa fecha sea domingo (siempre más difícil para mí que un día ordinario) y la distancia que nos separa del mes de noviembre, cuya agenda personal no tengo cubierta todavía, resta un poco de seguridad al compromiso, por las sorpresas que puedan salir al paso. Mi intención es superarlas y, de no serme posible, se lo comunicaría a Ustedes con la mayor antelación. En todo caso, convendrá que ratifiquemos el propósito a mediados de septiembre.

Un saludo muy cordial, extensivo al Sr. Ezpeleta y a los mandos de la Hermandad.

EL POSTULADOR DE LA ORDEN DE SANTO DOMINGO PARA LA CAUSA DE LOS SANTOS VISITA PARACUELLOS DE JARAMA

El pasado día 13 de agosto, acompañado por uno de los colaboradores de la Junta Directiva visitó por vez primera el Camposanto de los Mártires, el Padre Dominico Don Crescencio Palomo, Postulador para la causa de los Santos, investigador responsable por lo tanto del proceso que se sigue para la beatificación de los seis religiosos de la Orden de Santo Domingo que yacen en el Camposanto de Paracuellos asesinados en noviembre de 1936.

Desconocía hasta el momento el lugar de los Mártires, quedando visiblemente impresionado ante el número de tumbas que una por una observó con detenimiento comentando con su acompañante, la dolorosa sensación que le producía el espectáculo perceptor que tenía ante sus ojos. Refiriéndole igualmente a nuestro emisario que le sorprendía enormemente que el Camposanto permaneciera inalterado a pesar del tiempo transcurrido, siendo informado que en el Cementerio se habían practicado grandes mejoras en las instalaciones que evidentemente en el transcurso de los años se habían producido innumerables desperfectos.

Le llamó la atención la Cruz de la Colina, así como las instalada hace años en las distintas fosas.

Durante su visita al Camposanto el Padre Crescencio hizo varias anotaciones que posteriormente -dijo- ordenaría disponiendo de éste modo de una experiencia indagatoria extraída en el lugar de los luctuosos sucesos.

En su despedida, aseguró que acudiría a cuantos actos religiosos le permitieran sus ocupaciones para estar presente en aquel mes de noviembre de tan penoso recuerdo, prometiendo frecuentes visitas al Camposanto en el que se había visto embargado por la emoción y el dolor.

la junta directiva

Estos seis religiosos Dominicos se citan en el Suplemento de esta Hoja Informativa n.° 30 en el apartado correspondiente de Eclesiásticos.