MISIONEROS OBLATOS DE MARÍA INMACULADA

“ LOS OBLATOS TIENEN QUE ESTAR DISPUESTOS A SACRIFICAR LA PROPIA PERSONA Y LA VIDA POR AMOR A JESUCRISTO, SERVICIO DE LA IGLESIA Y SANTIFICACIÓN DE SUS HERMANOS ”.

(S. Eugenio de Mazenod, Fundador de los Misioneros Oblatos)

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MÁRTIRES OBLATOS DE ARAVACA

“Estalla en España la guerra civil. La comunidad de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada de Pozuelo es asaltada violentamente por los milicianos y hecha prisionera en su propia casa. Constaba de unos 40 miembros: sacerdotes, hermanos coadjutores y 32 estudiantes, todos religiosos profesos”.

“El superior y los profesores tomaron la resolución de permanecer en Pozuelo y velar por nuestra vida comunitaria y religiosa, por encima de cualquier otra consideración....

Los dirigentes políticos y sindicales de Pozuelo no se han dormido: deciden poner la casa del pueblo en el convento, trasladándose a él la dirección del Frente Popular, y en los cuartos de los profesores se instalan ellos. El Presidente, Porras, lo hace en el del P. Superior. Guerrero, “El Patillas”, de Izquierda Republicana, en el del P. Monje.

Mientras tanto las milicias andan en el pueblo a la caza de los más significados hombres de derechas y jóvenes militantes en la Falange, o en los partidos del Bloque Nacional o la CEDA. De cuando en cuando, durante todo el día van trayendo a varios ciudadanos”.

(A. Jambrina. Memorias de mis años Oblatos. Pág. 120)

 

DÍA 24 JULIO DE 1936

La suerte de los religiosos Oblatos de Pozuelo, estaba echada. La noche clara y calurosa de este día, marcaría en Madrid capital, el inicio de los fusilamientos en grupos o ‘sacas’ de hombres que por su condición religiosa, serian condenados y sentenciados a morir entregando sus almas a Dios, sin culpa o acción violenta alguna. Del resto de los trasladados a Madrid, serian más tarde capturados y encarcelados, saliendo en las sacas del mes de noviembre para ser fusilados en Paracuellos de Jarama y Torrejón.

“A eso de las 3.30 de la madrugada, Arturo Porras –Teniente de Alcalde del pueblo de Pozuelo--, y los miembros del Comité que preside se presentan en el comedor y ordenan que salgamos al pasillo. Todos nos hemos enterado del interrogatorio que ha sufrido Pascual Aláez, pero ignoramos los nombres que ha facilitado. Por esta razón estoy convencido que me llamarán en primer lugar y me dirijo hacia la puerta de salida, colocándome el primero al lado derecho; cuando todos formamos en dos filas, Porras, en el centro del pasillo, a la altura de las escalera, indica que los que nombre salgan al jardín y suban a los automóviles que en él se encuentran. En efecto, los que estamos junto a la puerta de salida observamos dos coches negros; reconozco el Chevrolet de la baronesa Sra. de Allende, nuestra vecina, a la que se lo han requisado. El otro me pareció un Hispano-suiza.

Porras ordena: Juan Antonio Pérez, Pascual Aláez, Manuel Gutiérrez, Juan Pedro Cotillo, Francisco Polvorinos, Cecilio Vega, Justo González, y Cándido Castan”.

(A. Jambrina. Memorias de mis años Oblatos. Pág. 122)

Junto a estos siete Oblatos, también salió D.Cándido Castán San José. Ex-concejal, empleado de la Compañía del Norte, antiguo jefe de la Comunión Tradicionalista, y del sindicato de esa afiliación de ferrocarriles, pero sobre todo, católico ferviente y practicante. Dicho Sr. Se encontraba detenido en unas de las habitaciones de la planta baja del seminario, junto con más personas. Siendo buscado y requerido por Porras, diciéndole: “Tu pa lante”.

 

Todos salieron para no volver nunca más. El Padre Juan Antonio Pérez, profesor de 29 años, y los Subdiáconos de 23 años cada uno, D. Manuel Gutiérrez Martín y D. Cecilio Vega Domínguez. Los estudiantes: D. Juan Pedro del Cotillo Fernández de 22 años, D. Francisco Polvorinos Gómez de 26 años y catequista del cercano pueblo de Aravaca, D. Justo González Lorente de 21 años, y D. Pascual Aláez Medina de 20 años. En la madrugada de este día, fueron fusilados junto a las tapias del Cementerio de Aravaca o en su explanada, teniendo la fortuna de que el sacerdote J. Antonio Pérez, les diera antes de morir, la absolución a todos ellos. Después de la guerra, en 1939, con motivo de algunas exhumaciones y obras en las propias fosas, la Viuda y algunos familiares de Don Cándido Castán, reconocieron a su esposo.

El calvario proseguirá para los demás por refugios y cárceles improvisadas de Madrid. El P. Francisco Esteban Lacal, Provincial de España, cual Buen Pastor, saldría en auxilio de sus compañeros. Siendo capturado y muriendo con ellos en diversas “sacas”,como corderos llevados al matadero, siendo ejecutados con otros 15, por permanecer fieles a su fe cristiana y a su vocación religiosa. El martirologio Oblato de la Provincia de España es de 22 mártires en total.

     RELATO  MARTIRIAL DE LOS MISIONEROS OBLATOS

“Tras el asesinato de los 8 primeros Siervos de Dios en la Casa de Campo, el resto de los Misioneros Oblatos permanecieron presos en el convento y dedicaban sus horas de espera a rezar y a prepararse a bien morir.

Parece que el alcalde de Pozuelo comunicó a Madrid el riesgo que corrían los religiosos y ese mismo día 24 de julio, a las dos de la tarde, llegó un camión de Guardias de Asalto con orden de llevarlos a la Dirección General de Seguridad.

Los milicianos, al ver que los religiosos escapaban de sus manos, gritaban desde una terraza y expresaban su rabia con insultos y blasfemias.

Al día siguiente los Oblatos encerrados en la Dirección General de Seguridad, inesperadamente, quedaron en libertad. Por sugerencia del Superior religioso, se dispersaron en pequeños grupos para buscar refugio en casas particulares. Pero en el mes de octubre fueron buscados y detenidos nuevamente y llevados a la cárcel Modelo. Allí soportaron un lento martirio de hambre, frío, terror y amenazas, hasta que llegó el final sangriento para quince de ellos.

El 7 de noviembre fue fusilado en Paracuellos de Jarama el P. José Vega Riaño, 32 años, sacerdote y formador del Seminario. Ese mismo día en Soto de Aldovea fue fusilado el joven Serviliano Riaño Herrero, 20 años.

Veinte días después llegaría el turno de la muerte a otros trece religiosos. El procedimiento fue el mismo para todos. No hubo acusación, ni juicio, ni defensa. Sólo proclamación de sus nombres a través de potentes altavoces:

Francisco Esteban Lacal, 48 años, sacerdote y Superior Provincial.

Vicente Blanco Guadilla, 54 años, sacerdote y Superior de Pozuelo.

Gregorio Escobar García, 24 años, recién ordenado sacerdote.

Justo Gil Pardo, 26 años, religioso profeso perpetuo, diácono.

Juan José Caballero Rodríguez, 24 años, perpetuo, subdiácono.

Publio Rodríguez Moslares, 24 años, profeso perpetuo.

José Guerra Andrés, 22 años, profeso temporal.

Daniel Gómez Lucas, 20 años, profeso temporal.

Justo Fernández González, 20 años, profeso temporal.

Clemente Rodríguez Tejerían, 18 años, profeso temporal.

Ángel Francisco Bocos Hernández, 53 años, hermano coadjutor.

Eleuterio Prado Villarroel, 21 años, hermano coadjutor.

Marcelino Sánchez Fernández, 20 años, hermano coadjutor.

 

Se sabe que el 28 de noviembre de 1936 fueron sacados de la cárcel, conducidos a Paracuellos de Jarama y allí ejecutados.

Las listas de ‘sacas’ de presos de la cárcel de San Antón del 27 de noviembre de 1936, que bajo la orden de ‘puesta en libertad’ llevaban a la orden de ‘ejecución’, nos ofrecen los nombres de los 13 Oblatos.”

Según el relato de un testigo ocular junto a las fosas de Paracuellos de Jarama, después de la guerra, éste declaró:

“Estoy completamente seguro de que el 28 de Noviembre de 1936 un sacerdote o religioso pidió a las milicias que le permitieran despedir a todos sus compañeros y darles la absolución, gracia que le fue concedida. Una vez que hubo terminado, pronunció en alta voz estas palabras: ‘Sabemos que nos matáis por católicos y religiosos. Lo sabemos. Tanto yo como mis compañeros os perdonamos de corazón’. ¡ Viva Cristo Rey!”.

(Boletín informativo de la Causa de Canonización. Número 3, de los Mártires Oblatos)

 

ORACIÓN

PARA PEDIR LA PRONTA BEATIFICACIÓN DE LOS MÁRTIRES OBLATOS

Jesús, Salvador nuestro, tú has querido manifestar especialmente la santidad de algunos Oblatos que moran ya en la casa paterna.

Te pedimos hoy por la glorificación de los Mártires Oblatos de España.

Muestra con mayor claridad la obra maravillosa que realizaste en ellos y por ellos dándoles la fuerza de morir por confesar su fe en Ti.

Concede a tu Iglesia reconocerlos y presentarlos a todos los fieles como auténticos mártires cristianos.

María Inmaculada, Madre de Misericordia, intercede por nosotros ante tu Hijo, que con el Padre y el Espíritu Santo Vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.